Todo sobre la Rompe-piernas

 

La «rompe-piernas». De esta forma, se bautiza a la etapa comprendida entre las poblaciones de Palas de Rei y Arzúa (primer pueblo perteneciente al obispado de Santiago de Compostela)

Nos levantamos a las 6 am, como de costumbre, pero debido a diversos incidentes acontecidos en las duras caminatas de los días anteriores, retrasamos nuestra salida casi 45 minutos sobre el horario previsto. Por ello, abandonábamos la última población del obispado lucense al son de los cánticos a san Fermín, deseosos de conocer las vicisitudes y el desenlace de las andanzas de los 6 toros de la ganadería de Fuentes de Ymbro por las calles pamplonicas.

Conocido el parte médico, empezamos a darle brío a nuestras botas y alcanzamos el ritmo habitual exigido para tratar de completar los casi 30 km de los que constaba la jornada, dentro de un horario prudencial. Al poco tiempo, en torno a las 9 de la mañana, iniciamos la asidua «hora de silencio» durante la que podemos reflexionar acerca, por ejemplo, de la realidad que nos rodea.

A media mañana, pudimos parar a descansar en la conocida población de Melide, donde disfrutamos de su afamado pulpo a feira y los típicos pimientos de padrón que, haciendo honor a su nombre, «unos picaban y otros no»; así, retomamos la marcha con las pilas recargadas para afrontar la última parte del trayecto. Con el estómago lleno parece que la vida se ve de otra forma y, por ello, el cielo comenzó a inundarse de cánticos y alegres canciones que hacían olvidar el cansancio acumulado y disfrutar, si cabe más aún, de los maravillosos paisajes gallegos y el calor de sus gentes. De esta manera, a pesar de que empezaba a apretar el sol y surgían los primeros estragos entre los integrantes del grupo; logramos llegar a una aislada villa a las orillas de un pequeño riachuelo, donde alguno que otro aprovechó para refrescarse. Después del refrigerio de rigor, reanudamos la caminata para afrontar los últimos 3Km de la etapa.

Finalmente, completamos la «Quebrantahuesos» y nos alojamos en nuestro albergue a una hora intempestiva rondando las 4 pm; con lo cual tuvimos que arreglarnoslas para encontrar un local que tuviera aún la cocina abierta. Posteriormente, acudimos a la misa de 7 pm, en la que participaron sacerdotes de diversas nacionalidades, y resultó ser muy amena e interactiva con todos los peregrinos asistentes. Seguidamente, realizamos la compra y preparamos la cena a la vez que comentábamos las anécdotas del viaje con los demás huéspedes del albergue. Al culminar el encuentro de la Eurocopa, nos reunimos entorno a la Iglesia de la localidad de Arzua para sacar las conclusiones de la jornada y resolver ciertos malentendidos entre la tropa.

Por último, y como ya es tradición, nuestro enfermero particular dedicó parte de su descanso para atender a todos y cada uno de los heridos de la jornada en su «consulta» improvisada.

 

_Nuestro_ camino de Santiago

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